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Mahna Mahna


Y su primera version de 1969 que salio en sesame street Interpretado por Bip Bipadotta y las chicas Muppet:

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«Pregunta crítica: ¿con quien te sientes identificado? ¿con las criaturas rosas o con el del pelo naranja?

¿Por qué pregunto? Porque es interesante reinterpretar los referentes de la infancia. En este claso, se trataba de transmitir a los niños el concepto de presión social. Si os fijáis, la criatura de pelo naranja no solo quiere cantar “Mahna Mahna”, sino que tiene un interés en expresarse más allá de ese repertorio, de dejar toda su alma, su improvisación. Pero las dos criaturas rosas (¿vaquitas?), que representan al resto de la sociedad, sólo quierene que exprese una parte, la que rima con su discurso. Primero las vaquitas se comportan de forma muy formal, apenas bailando y siguiendo el ritmo y cantando lo que toca. Cuando el bicho se sale del guión, le reprimen de expresar sus improvisaciones e impulsos. Niegan con la cabeza y lo aislan socialmente, no le hacen caso. Actúan tranquilamente, como quien sabe que el poder del rebaño está con ellos. Y solamente le hacen los coros (le dan reconocimiento) cuando canta “Mahna Mahna”.

Por su parte, el individuo naranja está ansioso desde el principio, ya vemos que se mueve mucho, entra súbitamente en escena. Además nos lo representan ligeramente asilvestrado (barba y pelo poco cuidados). El individuo intenta expresar sus impulsos e improvisación una vez, de forma espontánea y las vaquitas le niegan con la cabeza. Hasta bizquea cuando le dan feedback negativo. Canta lo que se espera de el “Mahna Mahna” y desaparece por la parte baja de la pantalla, deprimido. Comienza a actuar de forma extraña: Canta lo que le piden, pero sale de donde menos se le espera. En un segundo intento, se reafirma cantando sus improvisaciones, con fuerza, con energía, entre las dos vaquitas. Pero se da cuenta de que está aislado, bizquea intensamente y resignado canta lo que piden de él “Mahna Mahna”. Ahora aún se comporta de forma más extraña y aparece desafiando la ley de la gravedad.

El monstruito, asilvestrado, vuelve a improvisar una tercer vez, pero ya sale en un plano secundario, detrás de las vaquitas. Es rechazado, se deprime, bizquea y va hacia el fondo del escenario. Mientras se retira al fondo, canta “Mahna Mahna” cuando procede, pero cada vez con menos fuerza. En contraposición, las vaquitas sociales mantienen su poder al frente de la imagen y hacen lo que se espera de ellas. En todo el video, es imposible adivinar si las vaquitas tuvieron en algún momento deseos diferentes a lo que se espera de ellas.

Cuarta improvisación. Desde los márgenes de la sociedad, o del escenario y sin apenas voz, el monstruito se monta su fiesta. Incluso en la distancia es ninguneado por las vaquitas. Ante tanta presión, el monstruito acepta las normas, vuelve corriendo al primer plano del escenario para cantar “Mahna Mahna”. En el resto del video y tras cuatro intentos, no volverá a intentar improvisar. Pero el impulso está dentro suyo y cada vez se mueve de forma más caótica, sale del plano fijo, grita a la rana gustavo, se va del estudio, eso sí, cantando ya solamente “Mahna Mahna”. E incluso en la distancia, se ve obligado por la presión a cantar “Mahna Mahna” por teléfono.

En menos de 3 minutos, el monstruito ha sido socializado y actúa siguiendo las normas y contra sus impulsos. ¡Por eso todos nos acordamos tan bien del video! ¡Por eso hace tanta gracia! ¡Por eso os preguntaba con quien os sentíais identificados al principio!

¿Y los viejecitos del final? Ni idea, pero apuesto a que son los que domesticaron a las vaquitas al principio.

¿Un simple video para niños? Yo creo que no. Creo que una poderosa lección que todos hemos interiorizado. ¡Nunca conviene menospreciar el poder de los símbolos y las metáforas visuales!”

Texto extraido de CPI (Curioso Pero Inutil)